Desde el primer superior de la Orden de Kalyrs, Helvinald Aucianus, hasta el presente, los líderes religiosos de Los Tres Continentes han querido legar sus ideas a las generaciones venideras. Aquí se reproducen algunos pasajes de sus escritos.

“Observad cualquier comunidad del reino animal a vuestro alrededor, sean aves de corral o bestias salvajes. ¿En qué caso un macho dominante ha permitido a un rival débil permanecer en ella? ¿Cuándo le ha perdonado su debilidad? ¿Qué hubiera ganado con ello? Yo os lo diré: debilitar al conjunto de su comunidad. Aunque desprovistos de inteligencia, los animales saben por instinto que la primacía del más fuerte redunda en beneficio de su grupo y de su especie. ¿Creéis que Kalyrs nos ha dado inteligencia para olvidar esta ley esencial de toda forma de vida? ¡No! Somos criaturas capaces de crear, fabricar, pensar. La inteligencia nos sirve para todo ello, y para loar a Kalyrs por este gran regalo que nos ha dado. Pero no habremos de desviarnos del camino que nos permite ser cada día más fuertes. Valor, Fuerza y Fe. En estos valores fundamentamos nuestra grandeza, nuestra superioridad y nuestro futuro. Dadle cabida a la debilidad y os haréis débiles. Sed compasivos y seréis traicionados. Sed cándidos y seréis engañados. Sed débiles y el fuerte os arrebatará vuestras posesiones: mujer, hogar y recursos”.

La senda del Alto Kalyrs, Cap. III.
Superior Helvinald Aucianus

Church_word

“¿Amor? Por supuesto que somos capaces de albergar este blando sentimiento. Como también somos capaces de orinar y defecar. No somos criaturas perfectas. En ocasiones confundimos los naturales mecanismos que aseguran nuestra procreación y subsistencia con eso llamado amor. Por ello os animo a discernir la verdad del autoengaño, pues en eso que llamáis amor se mezclan la ambición de la compañía, la adoración de la belleza, el anhelo de sentirse reconocido y adorado, la conversación complaciente, la entrega mutua de caricias que deleitan el cuerpo, el deseo… Llamemos a las cosas por su nombre. Deseo, ansia, hambre, ambición, atracción, obsesión. Todo ello es expresión de los impulsos que nos hacen fuertes. Sentíos orgullosos de ellos, y desechad el sentimentalismo estéril, solo útil para el bardo de escaso talento”.

Sermones y epístolas, 14-15
Superior Alwinus Wéyslidur