Silba el arpón, silban las lanzas,
Ruge Xikxaan, y las olas se alzan,
No es el acero de un simple mortal
El arma que pueda causarle algún mal.
¡Dama que acoges las almas del mar:
Llegada es mi hora, te vengo a encontrar
Con tantos hermanos, fuertes y osados,
Sus vidas y sueños hoy derrotados!